«Duelo al sol», una d’indis i cowboys

De petit, anava cada dimecres al cinema amb el meu pare. A la Bordeta hi havia la sala Miami i la funció consistia en dues pel·lícules i el NO-DO. Recordo que una era la pel·li bona i l’altra la dolenta, però m’agradaven les dues. Sobretot les d’indis. Vistes a distància eren força simples però em fascinaven, potser perquè eren previsibles i sempre guanyaven els mateixos. A les primeres escenes ja quedava clar qui era l’heroi (el sheriff, habitualment) i qui eren els dolents (els bandolers o els indis, també habitualment). Uns indis que parlaven amb infinitius i saludaven amb un “hau” mentre aixecaven la mà. Rio rojo, Murieron con las botas puestas, la conquista del Oeste, El tesoro de Sierra Madre, Los siete magníficos, la Diligencia i altres eren inspiració per als jocs de carrer amb els amics. També servien per explicar-nos “aventis” i eren un regal de Reis molt preuat, si tenies sort.

Segurament en Manuel Marsol també va viure aquella fascinació pels westerns italians que es rodaven a Almeria, a Esplugues City (a tocar de Barcelona) o als deserts de Utah, als Estats Units. El seu llibre “Duelo al sol” (homenatge a una pel·lícula mítica del mateix títol) en dona fe.

El llibre està molt ben pensat i es presenta a manera de pel·lícula en que els dos contrincants, un indi i un cowboy es troben a banda i banda d’un riu (el Río Bravo, of course) per dirimir un combat, però una sèrie de circumstàncies inoportunes fan que es vagi retardant una i alta vegada el moment fatídic.

A cada doble pàgina hi ha una imatge, de vegades en primer pla, d’altres en pla detall i d’altres en pla panoràmic. És formidable, així com l’ús del color i la presència dels tics habituals d’aquest gènere.

Els infants segur que entendran fàcilment el missatge que hi ha al darrera: Creuar el riu que ens separa dels altres sovint és més fàcil del que pensem.

Un relat que val la pena. Si aquest proper —i estrany— Sant Jordi no sabeu què regalar, amb «Duelo al sol» quedareu bé, segur. És per a totes les edats, però els adults podreu trobar detalls i lectures en una segona capa que us agradaran i us faran somriure.

Si us ve de gust, podeu llegir l’aclaridora entrevista que li van fer a l’autor a RTVE, clicant a:

https://www.rtve.es/noticias/20190520/duelo-sol-original-duelo-excusas-inspirado-spaghetti-western/1940600.shtml

LES DADES:
Títol: Duelo al sol
Autor: Manuel Marsol
Editorial: Fulgencio Pimentel
Pàgines: 104
Logroño, 2019

Dia de la Biblioteca (24 d’octubre)

Des de 1997, cada 24 d’octubre es commemora el Dia de la Biblioteca, una iniciativa de l’Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, en record de la destrucció de la Biblioteca de Sarajevo incendiada el 1992 durant la Guerra dels Balcans.
El pregó d’enguany és de l’Alejandro Palomas,  Premi Nacional de Literatura Infantil 2016. L’il·lustrador és en Manuel Marsol, últim guanyador del Premi Internacional d’Il·lustració Fira de Bolonya-Fundació SM.
L’escrit de l’Alejandor Palomas es diu «Como Mary Poppins, pero sin volar» i és el següent:

Soy sobrino de bibliotecaria. Desde que tengo memoria, mi tía, que acaba de cumplir ochenta años, me ha regalado un libro el día de mi cumpleaños. Primero fue la serie de Osear, con su Kina y su láser, de la gran Carmen Kurtz; llegaron después las aventuras de Los Cinco, algunos clásicos ilustrados, la gran Nada de Carmen Laforet… La lista es larga y el disfrute ha sido mágico, porque mi tía entiende la lectura como algo que cura, que aleja al inocente de lo que agrede, y yo -y ella lo sabe- siempre he sido demasiado vulnerable a lo que daña, sea o no imaginado, sea o no real.
Mi tía se llama Nuria y desde niña sufre mucho de la vista. Aun así, trabajó durante décadas fomentando el amor por la lectura en hombres y mujeres, chicos y chicas a los que no conocía, pero cuya mirada no tardó en aprender a leer, a identificar y a descifrar. Ella decía -y a veces dice todavía- que “repartía refugio”, y se emociona al recordarlo. La he oído también confesar en algunos momentos de nuestra historia común, que no fueron fáciles y que vivimos juntos: “Decidí ser bibliotecaria porque así me aseguraba de que, por muy mal que nos fueran las cosas, aunque faltara el agua caliente o la calefacción, siempre tendríamos un libro en casa”. Ahora, quince años después de su jubilación, soy yo quien le recomienda lecturas. Leemos un libro a la vez y nos juntamos cada quince días a coomer y a comentar lo leído, en lo que hemos bautizado como “El club de las 2”, porque intentamos en lo posible que coincida con el día 2 de cada mes, a las 2, y porque somos dos almas lectoras que no tienen freno. Durante estos años de club, ella me ha contado cosas, muchas cosas de su vida en la biblioteca, y desde que la oigo hablar como lo hace sobre su amor por esa vocación, que no decrece a pesar del tiempo, no puedo dejar de maravillarme y de preguntarme cómo definiría yo a una bibliotecaria -o a un bibliotecario- llegado el caso.
Hasta hace unos meses no di con la respuesta.
Fue a raíz de la publicación de Un hijo, durante una charla en un centro de enseñanza de una capital andaluza. Y fue precisamente gracias a un niño de diez años que, junto con otros 1OO, había leído la novela y quería conocer a su autor. Por motivos de espacio, el acto tuvo lugar en la biblioteca del centro, con un par de profesoras y la encargada de la biblioteca. La charla fue muy intensa, mucho más de lo que yo esperaba, y se alargó. Cuando por fin llegamos al final del turno de preguntas, un niño que estaba sentado en la primera fila levantó la mano.
─A mí lo que más me ha gustado del libro es María ─dijo refiriéndose a la orientadora del centro, que es, junto con el pequeño Guille, la protagonista del libro.
Quise saber por qué. El niño, llamado Ismael, se rio un poco y luego, mirando a una de las tres mujeres que estaban junto a la puerta, dijo:
─Porque es igual que la seño Lourdes. ─Una de las tres mujeres que estaban junto a la puerta se encogió un poco y negó con la cabeza, incapaz de reprimir una sonrisa. Ismael no había terminado-. Vive en la biblioteca porque si no los libros a lo mejor se van. O se mueren.
Se hizo el silencio en la biblioteca. Nadie se rio. Nadie dijo nada. Fueron segundos llenos de respiraciones contenidas, de tensión y de infancia.
─Es que es bibliotecaria ─volvió a hablar Ismael. Y al ver que yo lo miraba sin saber qué decir, debió de entender que necesitaba explicarse mejor, y añadió-: O sea, como Mary Poppins, pero sin alas.
Hoy es un día especial. Celebramos el Día de las Bibliotecas y celebramos también que cientos, miles de Mary Poppins sin alas velan por los libros que las habitan para que no se mueran ni se vayan, e Ismael siga creyendo que la vida está en los libros y su reflejo fuera. Hoy es el día en que, un año más, la magia se renueva y todas las bibliotecarias y bibliotecarios del mundo se saludan con una mirada cómplice y un largo, hermoso y tierno: “Supercalifragilísticoespialidoso”.